La magia naranjeña

Escribimos el año MMDCCLXXIII ab urbe condita. Roma sigue siendo el centro del… bueno, por lo menos el centro de un mundo… y en la antigua provincia romana Hispania citerior sale el sol sobre un pueblecito a orillas del río Turia.

Mientras los primeros rayos de sol despertaban con ardientes besos a las gotillas de rocío, que cubrían los dulces azahares en los alrededores del pueblo, sus habitantes se levantaban y se preparaban para un nuevo día. Pero, lo que nadie podía saber, es que esta mañana tan maravillosa, solo unas horas después, se convertiría en una mañana bastante atípica en el pueblo valenciano de Las Colinas santas de nuestra Virgen de Turia, o Turianum, como lo llamaron en tiempos romanos.

Esta es la historia de un pueblo demasiado típico y de sus habitantes poco destacables, que de repente tienen que enfrentarse a unas situaciones nuevas y, en su opinión, bastante desagradables, aunque memorables. Pero, sobre todo, es una historia llena de suspense y alegría honesta. Es un cuento que desborda tristeza viva y odio congelante. Y finalmente es, también, una historia de amor inocente…